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5 sept 2008

17 jul 2008

PIERROT

"Después de la función, los hilos de Casimir pendían del techo como todas las noches, mientras su cuerpo de madera tallada se balanceaba en la oscuridad de aquella fría habitación.

Habían pasado muchos años desde que su amo comenzó a crearle las piernas, a tallar sus facciones risueñas y a confeccionar el traje de arlequín que lucía en cada una de las funciones del gran teatro de marionetas.

Tanto tiempo había pasado desde su nacimiento que comenzaba a sentir com ola carcome le perforaba lentamente el corazon y la pintura esmaltada de sus lagrimones se escamaba poco a poco hasta caer al suelo. Pero su dueño titiritero volvería a pintarle una nueva lágrima a la mañana siguiente, a repasar su sonrisa de rojo carmín y a remendar sus ropas descoloridas para que siguiera revoloteando en la tragicomedia de los teatros infantiles.

Y es que todas las noches el antiguo arlequín lucía como ningún otro títere entre las candilejas. Su éxito era tal que las risas y los aplausos de los niños le ensordecían sus oídos cada vez que bajaba el telón... pero aquella efímera alegría se tornaba tristeza cuando, al final de cada función, su cuerpo era abandonado y colgado en la oscuridad de los sótanos. Sólo las ratas oían sus lamentos.

Una noche, mientras los títteres danzaban en grupo en plena obra, una de las velas que adornaba el escenario prendió los inmensos cortinajes del teatro de marionetas. El fuego envolvió a cada uno de los titireteros y todos los presentes en el espectáculo corrieron enloquecidos intentando encontrar la salida.

Pero aquella noche nadie consiguió salir del teatro, pues el techo cedió al ser devoardo por las lamas y cayó sobre el público, aplastando sus cuerpos entre las brasas.

Todo desapareció en aquel incendio, junto a los cuerpos calcinados de las marionetas que se consumieron hasta convertirse en polvo...

Bajo la luna, el viento comenzó a soplar dulcemente y se llevó a Casimir lejos de los restos de su antigua cárcel. Sus cenizas se elevaron en un vuelvo que soñó desde el mismo momento en que las manos que apresaron su vida le tallaban el corazón y le pintaban una falsa sonrisa.

Mas allá de un teatro devorado por las llamas, las cenizas de los muertos volaron en libertard, tocaron las estrellas y descendieron hacia el mar. "

Victoria Francés

EL SOMNI DE PIERROT

Una pantomima en clau de ballet clàssic on Pierrot intenta assolir les estrelles per tots els mitjans físics que té a l'abast, fins que exhaust s'adorm i en el somni aconsegueix els seus propòsits.

El màgic rostre de les marionetes catalanes encanta a Como
Sara Cerrato. LA PROVINCIA DI COMO. 24/06/2000
Marionetes d'una agilitat prodigiosa i una estiuenca vetllada a l'aire lliure. Eren tants els ingredients de la quarta cita amb el Festival de Teatre de Titelles el qual, anit, ha viscut un dels moments més intensos. El programa ja senyalava Solista, l'espectacle de la companyia Rocamora de Barcelona, com un esdeveniment important. Observar a Carles Cañellas actuant amb les seves marionetes suscita l'emoció que se sent amb un veritable mestre. El titellaire català mostra una tècnica virtuosa, gairebé acrobàtica, junt amb una excel·lent sensibilitat poètica. Els seus personatges, des del simpàtic avi amb patins fins a l'exuberant ballarina de flamenc, o el poètic Pierrot, semblaven tenir vida pròpia. L'atenció del públic i els aplaudiments finals n'han reafirmat aquesta consideració general.

FITXA ARTÍSTICA
Autor i director: .....
disseny i construcció marionetes: .....
disseny i construcció utillatge: .....
confecció vestuari ninots: .....
actor i animació marionetes: .....
actriu i regidora: .....
Carles Cañellas
Carles Cañellas i Col·lectiu d'Animació
Rocamora i Col·lectiu d'Animació
Rocamora
Carles Cañellas
Susanna Rodríguez

20 jun 2008

PIERROT, DIE LEBENDE MARIONETTE

Unterwegs


Bei Nacht


Im Karnevall

19 jun 2008

PIERROT, DIE LEBENDE MARIONETTE

Die Show



Show-Ausschnitt

18 jun 2008

PIERROT NEGRO

Autor: Leopoldo Lugones
Dirección: Adelaida Mangani
Intérpretes: Grupo de Titiriteros Música: Gabriel Adamo y Adelaida Mangani
Sala: Casacuberta

Crítica: Bella parábola sobre el amor y las utopías, acentúa lo lírico de la obra de Leopoldo Lugones.

JUAN GARFF
Pierrot está dispuesto a alcanzar la Luna, con tal de recuperar el amor de Colombina, quien se dejó seducir por la risa fácil de Arlequino. Quiere recuperar también la proverbial blancura de su traje y rostro, que perdió en un tacho de pintura, con lo que quedó expuesto a la burla y el desprecio de su amada.
La puesta en escena de Adelaida Mangani con el Grupo de Titiriteros del San Martín apela a la técnica del teatro negro para resaltar el claroscuro en que se debate el conflicto de Pierrot. Imágenes de gran pureza estética describen su itinerario a través de inútiles pruebas con quitamanchas de tintorero e infructuosos pases de alquimista. La tintura negra no sale y el recuerdo del amor perdido tampoco se borra ni siquiera ante la presencia de ondinas, ninfas y la sílfide, una más bella que otra. Sólo queda la Luna como fuente de blancura en un horizonte que aparece inalcanzable y resulta finalmente inútil. Aunque el solo hecho de buscarla tal vez conmueva el corazón de Colombina.
Mangani repuso Pierrot negro, que había estrenado en 1988 con el mismo Grupo de Titiriteros, acentuando el tono lírico que le otorgan los muñecos con su libertad de movimiento al relato de Leopoldo Lugones, incluido como un texto para pantomima en su Lunario sentimental. Dos cupidos son los encargados de narrar la historia tal como la escribió Lugones, contrastando en su alegre barroquismo cargado de humor con el ascetismo de la imagen del Pierrot. Cumplen a la vez con un viaje imposible a través del tiempo, que no estaba planteado originalmente, al hablar uno de ellos con la voz de Ariel Bufano.
El creador del Grupo de Titiriteros, fallecido en 1992, sabía como pocos que buena parte del mágico efecto de dar vida a un objeto pasaba por prestarle la voz justa que corresponde al personaje. La economía del texto se ve correspondida por la precisión de la puesta, que juega con contrastes de gran potencia expresiva, como la caída desde la aridez de la Luna al colorido y bucólico parque poblado de parejas enamoradas.
El vuelo de Pierrot es el mismo de los títeres, capaces de conmover los corazones en esta parábola onírica sobre el amor y las utopías.